martes, 20 de diciembre de 2011

La muerte dulce del Mon Cheri

No todos los días te cuentan grandes historias. Historias trágicas en si pero que al ser tan absurdas, y gracias a un final feliz, se convierten en cómicas y superbuenas. Hay historias trágicas-cómicas que uno se las guarda en la nevera, dónde los quesos, que es donde se guarda la intimidad. Pero a veces hay quesos tan buenos que tienes que ofrecerlos a tus invitados. Hay sabores que uno tiene que compartir si o si. A veces, a los quesos hay que ponerles un poco de mermelada y pan para que no sepan tanto y seguir guardando, eso, la intimidad.


Esta es una historia real mezclada con mermelada y pan.


"...y nos encontramos a mi madre en la cama, prácticamente inconsciente, no la podíamos despertar. Nos asustamos y llamamos a una ambulancia, mientras llorábamos por la angustia de tener 20 años y no saber mucho cómo reaccionar. Los camilleros intentaron despertar a mi madre, que seguía en un sueño profundo. Consciente, pero durmiendo como si no hubiera mañana y roncando, de paso, vilmente. Y como no podían levantarla, la tuvieron que atar a una silla del comedor con unas correas y bajarla en ascensor a la ambulancia. Se había puesto de Mon Cheri la tía hasta las trancas. Prácticamente una caja, que vimos en la mesilla todos los papelitos. Vale que los Mon Cheri no es que tengan muchísimo alcohol, pero si te comes prácticamente una caja, es como media botella de licor. Y mezclada con sus medicamentos, una bomba de relojería.


Luego ya mi madre se despertó super desubicada en un Box del hospital...


Lo peor de todo fue decirle al médico que no, que mi madre para nada se había intentado suicidar y contarles a mis amigos por qué esa noche no podía salir. Me acuerdo perfectamente porque era Nochebuena..."



martes, 13 de diciembre de 2011

No quiero ser vecina de Christopher Walken


Christopher Walken me da miedo. Me da miedo porque no sé si es así en realidad o es que es muy buen actor. Mantengo la teoría de que los actores, en el fondo, no interpretan. Son personas con suerte, que viven de lo que les gusta, y que encajan en papeles por cómo son, no por su profesionalidad. Dentro de un orden, claro. Creo que la mayoría de papeles están escritos para esos actores con suerte que, por estrella o por costumbre, generan dinero. Con lo cual, Christopher Walken me da miedo, me intriga, y me da la sensación de que si algún día quisiera matarme, no dudaría en hacerlo.

Realmente tampoco es que haya visto muchas películas suyas, pero cada vez que le veo en una revista o en alguna cosa por el mundo, me viene a la cabeza el silencio incómodo que habría en la atmósfera si estuviéramos en la misma habitación. Me impone. Me impresiona. Genera en mi tal respeto que me lleva a la desconfianza. Incluso en el video que sale bailando de Fatboy Slim.

Lo peor de todo es que en el fondo me encanta, pero de lejos. Ojalá nunca seamos vecinos. Pero me gusta y me parece de olé cada vez que le veo. Quizás es porque es impecable, educado y sincero: "Sé que usted sabe dónde están. Así que, digamelo antes de que le haga sufrir, porque de morir no se libra."


sábado, 10 de diciembre de 2011

Joan Baez se quitaba el bigote



A lo largo de la historia de la humanidad, el bigote ha se ha entendido como un indicativo de clase, sabiduría, autoridad o poder según el momento y la sociedad donde se ubique. Pero en hombres, chatas. Que sobretodo es símbolo de hombría y masculinidad.


Últimamente no paro de ver bigotes donde no corresponden. A no ser que estemos entrando en una nueva Era en la que las mujeres vamos a demostrar alguna novedad, ¿qué sentido tiene alisarse el pelo con la plancha o ponerse los hits de Zara cuando se lleva un mostacho a modo Cantinflas? Incongruencia total. La arruga es bella, pero llevar bigote es fuerte. Nosotras, la clase, la sabiduría y la autoridad ya la demostramos con otras muchas cosas. Con una mirada nos sobra y nos basta. Dejemos de comer terreno a los chicos.


Veo bigotes allá donde voy. Pero bigotes, bigotazos, no hablo de cuatro pelitos, vaya. Hablo de bigotes que ni el de Tom Selleck en labios cubiertos de gloss. Vamos a ver: si te pones gloss, te miras en el espejo. Si te miras en el espejo, tú mejor que nadie ves ese peazo de bigote. ¿O es que se puede caer en el pensar que los demás estamos ciegos o baaah, nadie se va a fijar? La gente se fija en todo pero, de todas formas, tampoco hay que fijarse mucho para ver según qué peazo de bigote. Y la solución no está en darle unas mechas californianas, por favor, que esas se llevan en la cabeza.


Bigotes, bigotes, bigotes... Madre mia, ¡¿en qué se está convirtiendo el mundo?! Mucho peeptoe y mucha leche pero con bigote. ¿Es una estola de visón ahora que llega el frío o es que hay una nueva tendencia muy moderna a lo Errol Flynn?


Veo bigotes allá donde voy. Veo bigotes y no lo entiendo. Ni aunque seas más hippie que Joan Baez. Que ella, si lo tenía, se ocupaba de quitarlo.


La guapa Joan sin su bigote y Errol con el suyo






jueves, 1 de diciembre de 2011

Pedos en la pareja: ¿opresión o libertad?



Tengo un compañero de trabajo que es un guarro. Un guarro entrañable, pero un guarro. Un guarro divertido, listo y muy entretenido. Da mucho juego y nos reímos mucho con sus guarradas aunque más de una vez o de dos hemos tenido que atravesarle con la mirada e incluso enfadarnos. Pero, además de guarro, es un buen tío y, si se pasa, recula y pide perdón. Sus hits son los culos y las tetas. Pero a veces también habla de pedos, erúctos, cacas y demás escatologías. Y la verdad es que nos morimos de la risa. 


Hace poco se levantó el siguiente debate: Pedos en la pareja, ¿opresión o libertad?


Después de discutirlo tanto tiempo que hasta nuestra jefa nos dijo con sorna que cómo es que seguía ese debate, si ella ya había apagado la radio hacía un rato..., sacó sus conclusiones.


Para él, el Santo Grial de la pareja es cuando ella acepta -y de paso se suma- al curso natural de la naturaleza. A la realidad incontestable de que no sólo somos alma y pensamiento, si no también un amasijo de vísceras, con sus procesos físico/químicos. Porque, ¿no es verdad que tirarse pedos y eructar delante de tu pareja es el mayor gesto de complicidad y confianza? El acto supremo de entrega al otro.


Dice que jamás somos tan vulnerables y, por lo tanto, sinceros como cuando nos tiramos un pedo delante del otro. Dice que es como decir "te quiero tanto" o "tengo tanta confianza" que me abro a ti hasta las últimas consecuencias. En sentido figurado y literal, claro.


Dice que ese amor y las cosas bonitas que sentimos por nuestra pareja están muy bien pero que también es necesario asumir que suelta pelos, se hurga la nariz y de vez en cuando emite ruidos bestiales o te echa un pestazo que no hay quién lo aguante. Quien bien te quiere, te hará sufrir.


Todo esto lo sé porque todos los meses colabora con una columna en la revista que dirige su hermana. Y tuvo la suerte de explayarse bien a gusto sobre el tema. Esta vez sólo en sentido figurado.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Todos tenemos un doble

Dicen que todos tenemos un doble por el mundo. Algunos lo tienen de nacimiento, inquietante siempre un poco porque, dentro de que debe molar tener un hermanito con el que tengas una conexión extrasensorial guay, es un poco raruno tener a alguien al lado tan parecido a ti que hasta pareces tú. Otros lo tienen en el sitio desconocido más inesperado y alguna vez hasta puede que surgir cruzarse con él. 
Nosotros, como andamos siempre con fotos entre manos, vemos de todo. Vemos cosas como éstas (y otras que por desgracia ahora no consigo encontrar) y, lógicamente, nos reímos a la par que nos asustamos.


Doble de Kike dándose un paseo por su nueva casa
Mi doble preparando una sopa
El doble de Elena echando un sueño


A esos dobles, que según la persona son más de uno o de dos porque la gente a veces tiene más de dos caras, está bien desearles suerte y buenos pensamientos. Porque, who knows, a lo mejor algo de nosotros llevan dentro.


A veces, a esos dobles, más que desearles suerte, les tienes que agradecer la vida, el éxito y parte de la felicidad. Porque, a veces, esos dobles son uno mismo que sin el otro no podrías ser.





lunes, 14 de noviembre de 2011

20 años compitiendo, 11 Títulos del Mundo



Soy consciente de que me he quejado en ocasiones y que no siempre veo a la ola como mi mejor amiga. Mi memoria no es selectiva y sería una mentirosa si dijera lo contrario. Pero, en el fondo, todos los días rezo un aleluya al Señor en gratitud por tener un novio pillao por el surf y no por el fútbol. Que hay cosas peores y es de bien nacido ser agradecido con el destino que has elegido vivir. Se me ponen los pelos de punta sólo de pensarlo. El fútbol. Creo que no hubiera durado ni la primera parte con un novio futbolero por mucho que digan que el amor mueve montañas. O me hubiera costado mucho.


Quitando esas pequeñas cosas que a las novias de los surferos nos ponen de los pelos y que comentamos en la intimidad de la máquina de café de la oficina, mola tener un novio que se mete en el mar bravío, que sale con su neopreno toó apretáo y su tabla bajo el brazo y te casca un besarraco con sabor a sal. Es una tremenda recompensa que, absurdamente, hace que te olvides y digas a todo qué más dará. Un sutil baño de vanidad y de orgullo machista. "Sí, tías de la playa. Este es mi peacho novio." Así de pava soy...


A un nivel un poco más de culturilla general, también mola tener un novio que te enseñe cosas más allá del fuera de juego que, por mucho que lo intentéis, pocas veces lo vamos a pillar. Y le vas cogiendo el tranquillo y te enteras de cosas del mar que tienen su aquel. Por ejemplo, que hay unas islas en Fiji que se llaman Tavarua. El saber no ocupa lugar y es más práctico que guardar el número del dorsal del delantero del Betis, que nunca sabes si vas a ir a Fiji.


Este año ha sido 11.11.11. Una fecha curiosa que a todos, aunque no lo sepamos, nos ha traído mucha suerte. No soy muy de numerología pero hay cosas que son curiosas. Este año Kelly Slater ha conseguido su 11 título de Campeón del Mundo. 20 años compitiendo y 11 títulos mundiales en el 2011. 20-11. Sin contar el chascarrillo numérico, es de admirar. 



jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Qué te hubiera gustado ser?

Estábamos pensando hacer una fiesta de disfraces en verano y, como la vida es pura democracia, presentamos a elecciones la temática que más nos convencía a cada uno de nosotros. Así es, el pueblo decide con su voto libre. Hubo de todo. Desde el típico "Superhéroes" para aquellos que les mola marcar paquete, pasando por los nosemeocurrenada y digo "Cine", hasta los más etéreos como "Azul", que presagiaba una fiesta llena de Lucías Bosé, Pitufos y Avatares. Entre tanta cosa, mi padre presentó su candidatura dejándonos un poco flipados. Por lo ocurrente y por que decía, de broma (espero), que él iría disfrazado de mujer. Su temática fue: "Qué te hubiera gustado ser". 

La verdad es que es bueno. Es bueno si uno rasca en su fuero interno y es sincero. Lo normal sería que, a estas alturas de la vida, todos ya fuéramos lo que nos hubiera gustado ser. Pero, ooogh..., la de astronautas, granjeros, veterinarios, músicos, actores, pasteleros, futbolistas, pintores, policías, bomberos y profesores frustrados que llevamos dentro. Lo digo así en plan neutro para no entrar en la polémica "médico-médica", no vamos a perder tanto el tiempo...

Pensándolo un poco, hay muchas cosas que molaría ser pero que si luego, lo piensas más a fondo, son un poco coñazo. ¿Bibliotecaria? Mola, pero un coñazo. ¿Futbolista? Mola, pero un coñazo y un cansancio. ¿Granjero? Mola, pero luego no te comes una rosca y te tienen que hacer un programa. ¿Médico? Mola, pero a ver quién es el que le mete el dedo en el ano al ajeno cuando toque, que esas cosas también hay que hacerlas si eres médico. Total...que cada cosa tiene su pega.

Pero sin contar las pegas, he decidido que me hubiera molado ser Agente del FBI, en plan Clarice Starling o Dana Scully o mi favorita de esta época Olivia Dunham. Al menos por un tiempo y si me cargaran como en Matrix los programas de entrenamiento. Sin sudar ni estudiar, vaya. Joé, qué subidón de profesión. Todo el día investigando, flipando con la peña, jugando en el bando del bien...y engañando a tus vecinos porque eres agente especial. Qué pasada.

Finalmente ganó "Piratas", por cierto, mi candidatura. Que tampoco es que sea muy original pero a cualquiera le sienta bien vestirse de bucanero. Una pena, porque nos hemos quedado con las ganas de ver a alguien que conozco que de pequeña quería ser La Bombi, la mítica del 1, 2, 3...

martes, 1 de noviembre de 2011

All Hallow's Eve


Siempre que llega la noche del 31 de noviembre y alrededores, el ambiente huele a castañas, a hojas húmedas y a controversia. ¿Halloween si o Halloween no? En mi caso y en mi casa, Halloween sí, por favor.

¿Que es una americanada? Yes it is. Pero, ¿qué me dices de los Levi's, del McDonald's, de los polos de Ralph Lauren, de los Simpson, del Facebook, de la CocaCola y ya ni te cuento de la Pepsi? Pequeñas, grandes e innumerables americanadas todas a más no poder que están ahí, conviviendo con nosotros. Con paz, con gloria. Haciéndonos la vida más agradable en la mayoría de ocasiones. La lista es inalcanzable. No nos hagamos los finos ni los patriotas. ¿O es que en tu vida te has tomado un whopper? Además, qué coño, si Halloween es prácticamente Irlandes...que rollo y qué no rollo con lo de que es una americanada... ¡¡Arriba Halloween!!

A nosotros en realidad nos toca el Día de Todos los Santos. Pues sí. Pero, qué quieres que te diga, a no ser que seas del pueblo de Almodóvar, no veo la diversión ni el gustismo tradicional a ir a limpiar tumbas y quitar flores pochas y por lo tanto, apestosas. Que visitar a los muertos lo encuentro estupendo y necesario, que dejarles con ramos chungos es super decadente, pero ellos ya no saben de calendarios. ¿No se puede hacer otro día? 

De los Huesos de Santo, los buñuelos y los panellets ya no hablo. Por favor! Pero si son la cosa más seca, insulsa y con peor pinta del mundo de los pastelitos! A mi es que me dan un ajco...con respeto, pero un ajco... En cambio, si te vienes al bando de Halloween, te puedes poner hasta el culo de apichusques varias, caramelitos y chocolates. ¿A que mola?

Queremos un Halloween digno y sin tapujos. Por todo lo alto y sin vergüenzas, como el de Heidi Klum, que aun tenemos mucho terreno que ganar. Lo bien que me lo he pasado estos días. Mirando chuminadas en las tiendas, poniendo telitas de araña en esquinas estratégicas de casa, y alguna cosa más que por el escarnio popular no me atrevo a confesar. Y qué tía con suerte me siento, que tengo a mi lado a mi media calabaza que ha disfrutado conmigo lo mismo o más. Así de lista es la vida, que sabe con quién debe juntarnos.

Dejadnos un momento de gloria a los que las Navidades nos ponen los pelos de punta, que es nuestra vía de escape. Que Papá Noel es rojo por la CocaCola, ¡que antes era verde...!




sábado, 22 de octubre de 2011

Dieta Anti-Scrooge



Aunque muchas veces parezca lo contrario, los niños utilizan una lógica natural que, por desgracia, se va perdiendo con la edad y envenenando con el egoísmo que adquirimos cuando nos vamos haciendo cada año más viejos. Sí, cada año que cumplimos sumamos un kilo más de egoísmo que nos cae encima. Depende de nosotros que se nos note o no, como las chichas en la cintura o la tripa cervecera. Quizás hay que ponerse a hacer un poco de ejercicio, que esto no se pasa tomando muchas proteínas, si es que no queremos acabar como Mr. Scrooge. Que al final lo consiguió, pero ya muy de viejito. Y es una lástima.


Los niños a veces son muy pesados, se les va la olla, pegan a sus compañeros y les quitan los juguetes a sus hermanos, pero son capaces, muchas veces, de ser mejores personas que los adultos. Un niño se puede encaprichar con un juguete en concreto pero si sabe que no hay más juguetes alrededor, lo más probable es que se enrolle un poco y lo comparta. Todos los días veo exactamente lo contrario entre los adultos, en un sitio o en otro. Y se supone que nosotros ya tenemos las herramientas para conseguir que nuestra vida y la de los demás sea mejor.


Cuando faltamos a nuestras promesas, cuando somos vagos en tener gestos agradables con los demás, cuando nos hacemos los despistados y no cumplimos con lo que es lo correcto, no estamos dentro del percentil que corresponde a nuestra edad. No hace falta meter un grito ni una hostia a nadie para ser peor persona, eso ya es caso para Super Nanny, pero reconozcamos que todos los días podríamos hacerlo mucho mejor.


Este video lleva rondando unos días por la red y a mucho nos ha gustado. Enseña esa lógica natural que hemos perdido. Lo que da miedo y mucha pena es que si no somos capaces de ayudarnos con el de al lado, ¿cómo pretendemos ayudar a los más de 2 millones de personas que se están muriendo de hambre cada día en nuestro planeta y no vemos? 



sábado, 15 de octubre de 2011

Bienvenido al mundo



Las mañanas en casa de mis padres son un festival de cafés, ellos que lo beben, de periódicos, revistas y charlas en pijama. El tiempo no se para pero nosotros seguimos muy despeinados, fumando, los que fumamos, y haciendo poco a poco cosas de la casa mientras siguen las charlas. Nos perseguimos los unos a los otros terminando de contar historias, hasta que el tiempo nos pilla y llegamos puntuales y sin correr a donde tenemos que llegar. 


En mi casa somos pelín impacientes y no nos gustan las esperas, así que vamos pelando el tiempo hasta que se le ve la carne para dar un paso más allá. No nos gusta estar sentados, pensando, así que hacemos de todo hasta que llegan los momentos que esperamos. Ir la banco más lejano a sacar dinero o buscar una floristería lo suficiente mona y observar como mi madre charla de nuevo tan a gusto esta vez con un un tío tatuado hasta las patas y con dilataciones en las orejas del tamaño de una nuez de California sobre si el brezo se debe regar o es mejor dejarlo secar.


Nuestros ángeles de la guarda saben como somos de toda la vida. Y como nos quieren y nos cuidan, siempre nos susurran que es el momento de dejarse de gilipolleces y dar un paso hacia lo que estamos esperando. Nos empujan para salir de la floristería y bajar a la evitada sala de espera. Y coger el ascensor indicado, no otro, para que justo cuando lleguemos a la -1 nos encontremos a mi hermana y a su hijo recién nacido. Tan a gusto, tan contentos y con sorprendentes reflejos como para darse cuenta de que me he cortado el pelo.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Mooooovierecord



Qué poco vamos al cine, con lo que mola y con lo que nos gusta ver películas. Qué lástima. Cómo se estropean los cuerpos y cómo se pierden las buenas costumbres. Antes me ponía morada de ir al cine. Con las amigotas del cole, allá que íbamos a ver cualquier merdé y luego a coronarlo con un BigMac. Esos si que eran buenos tiempos... ¿Y Ahora? Ahora nada, no voy casi nunca y me da cierta penica. Que disfruto muchísimo con el rito de ir al videoclub, ponerse tan a gusto en casa y todo eso, pero de vez en cuando..., cómo mola ir al cine. Y qué caro es, por cierto, ¡cojones!


La última vez que fui, en realidad fue relativamente hace poquito. A ver La Piel que Habito, que recomiendo a todo el mundo, te guste o no Almodovar, y aun más si no tienes ni guarra de que va el argumento. Fue muy divertido el previo y el post. Primero con los nervios del cómo será y luego con los nervios del como ha sido. Con mis jefas y mi compañero Eduard, que está que no caga con esta peli, cosa que entiendo.


La anterior fue Piratas del Caribe en Mareas Misteriosas. Nuestra primera película, y única de momento, en 3D. Qué pasada lo del 3D. Qué pasada y qué mareo, dios. No me extraña que se tengan que sacar de la manga trucos de magia como el 3D para que la peña vaya al cine. Entre lo que la gente se descarga (¡cabrones!) y el poco tiempo libre que tenemos con la mierda esta de que los fines de semana solo tengan dos días, no da para nada.


Pero qué guay es ir al cine... Me encantaba cuando empezaba la sintonía de Moooooovierecord, y nos poníamos como locas a cantar sin ningún tipo de reparo. Nunca olvidaré el día en el que mi hermana lo estaba cantando a grito pelao y se acabó la música y ella seguía ante el estupor silencioso del resto de la sala. Me meo...


Ojalá pasaran cosas como éstas que os envió, aunque fueran de vez en cuando, para que nos animáramos todos un poco más a ir al cine y así evitar que acaben cerrando las salas, que es lo que acabará pasando...



Dedicado a ti, hermanita...








martes, 4 de octubre de 2011

¿La voz de su amo?



La voz dice mucho de nosotros. Nos delata, nos define, nos sitúa. A veces nos favorece. A veces nos afea. La voz tiene su importancia. Nos conmueve cuando la escuchamos de lejos y nos acerca. Tan agradables como estridentes. Tan desapercibidas como inolvidables.


Me gusta el mundo de las voces y me encanta la magia que tiene el doblaje. Vale que somos el país de tontitos que menos películas vemos en versión original pero, ¿qué más da si además de ver la peli podemos jugar a adivinar a qué otros personajes ha doblado el actor de doblaje en cuestión?


Si te pones a ver El Club de la Lucha y cierras los ojos, te descojonas. Porque resulta que el chulangano de Brad Pitt y el pobrecito Edward Norton se transforman en Joey Tribbiani y Ross Geller. Como si estuvieran en el mismo Central Perk, ahí sentadicos, pero hablando de cómo hacer jabones y dinamita casera. Una versión 2.0. de Friends. Me encanta. Y si rizas el rizo, y tienes buen oído, te puedes dar cuenta que Brad Pitt es en realidad también Ewan McGregor. Qué desfase.


Kike tiene un amigo, que tiene un amigo, que conoce al que dobla a Samuel L. Jackson. Un día le conocí en un cumpleaños y me contaba que siempre que tiene ocasión, le pide que le recite el mítico pasaje de Pulp Fiction: "...y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destuir a mis hermanos...!!" ¿Quién no se lo pediría? También me contó que un día, iba con él en el metro y se encontraron a otro señor. Se pusieron a hablar y el amigo del amigo de Kike decía: "...y quién coño es este, y como me suena..." Resulta que era Samuel L. Jackson hablando con Morgan Freeman. Compañeros de trabajo. Que si lo piensas, yo diría que también es Gandalf el de los anillos...


En fin, que no tiene fin. Así, de las cosas que más pena que me han dado últimamente es la desaparición de la voz de Monica Geller (que, por cierto, ahora la estoy escuchando en una chica de Muerte entre las Flores que está viendo Kike mientras escribo). Es una rabia ver Scream 4 y darse cuenta de que la voz de Courteney Cox ya no es la que era. Bueno, es una rabia ver Scream 4 en cualquier caso aunque a mi no me pareció mal. Pero, al menos siempre me quedará levantar el teléfono de mi oficina y escuchar de nuevo a Monica mientras me dice: "No tiene mensajes".


PS: www.eldoblaje.com.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Hija, te presento a tu novio



La tele es un cajón del demonio que poco más aporta a nuestras vidas más que dejarnos atontaos. Una vez dicho esto, qué risa es ver la tele y reír y reír con el encefalograma plano.


Ayer pasamos un día de absoluta paz y amor en compañía. Tuvimos a un querido invitado, al que cuidamos con cariño, pollo empanado y sesión de horas de absurdeces de la MTV. Qué buen rato pasamos. Cuánto adolescente suelto hay y cuántas cosas tienen que contar.


Me hace mucha gracia el programa ese en el que los padres están hasta el **ñ* del novio o la novia de sus hijos. Suele ser un novio o una novia que se tira eructos y pedos, que insulta a sus parejas y a los padres de ésta, que hace ruidos raros al reír o que repite una y otra vez al hablar "mother fucker", por poner un ejemplo fácil. Unas joyas persas. Los padres, para quitarselos de encima, hacen un pequeño casting y llevan a casa lo mejorcito que encuentran, para organizar una cita y que el hijo o la hija en cuestión decida con quién se queda. La mayoría termina con la joya persa que ya tenían en casa, pero es sorprendente la de veces que da un giro la historia y eligen al nuevo novio. Ahí, arriesgándose a muerte y metiendo a otra joyita, pero desconocida, que es lo que suele pasar. Es genial.


Pero mi preferido, sin duda, es el de Cita con Mamá. Ese sí que mola. Un chico quiere encontrar novieta y las candidatas mandan a sus madres para que tengan una cita con el chico. El chico no conoce a las candidatas. Las candidatas no conocen al chico. Y el chico elige a una ganadora dependiendo de la cita que haya tenido con la madre de la niña. Un caos.


Me imagino a mi madre participando en esto y me meo toa. Seguro que tendría muchas posibilidades de ganar porque es estupenda. No es muy pechugona, eso sí. Y ahí perderíamos puntos ya que es básicamente con lo que se quedan los chicos de la MTV, con que la genética vaya a su favor, pero ganaríamos puntos por otro lado, seguro. Me la imagino diciendo de mi que tengo pómulos fantásticos pero que tengo mal genio. Madre mia, madre mia, es que la estoy viendo. Seguro que se reiría mogollón y lo pasaría pipa, que a mi madre le encanta una buena juerga, y al despedirse diría, con cierta solemnidad, que debería elegirme a mi, que merezco mucho la pena. Que no sólo Cari Lapique sabe presumir de hijas...


Imagínate si te toca esta, que seguro que es muy maja y todo, pero en lo que se refiere a sacar castañas del fuego, como que poco.



miércoles, 21 de septiembre de 2011

Un Bloody Mary, por favor



Hace unos días leí una noticia estremecedora a la par que absurda. Un anciano había sido violentamente atacado por una chica, asistente en una clínica dental, jajaja, que se lanzó literalmente a su cuello al grito vikingo de "soy una vampiresa y te voy a devoraaaaar." Imagínate qué susto. Después de los sudores fríos, el forcejeo y el dolor de los mordiscos, que algo pilló la tía cabrona, el pobre señor escapó dejando atrás a una loca medio en bolas, empapada de su sangre, correteando calle abajo. Qué imagen más underground, qué fuerte todo y qué risas se va a echar el viejo con sus nietos adolescentes cuando se recupere del todo y haya pasado un tiempo. 


¿Qué le pasa a la peña en Estados Unidos? Porque, por supuesto, estas cosas sólo ocurren en  Estados Unidos, gracias a dios por otro lado. 


Tengo dos teorías:


1.) La primera, mucho más fiable y mucho más aburrida: 


Los americanos, sencillamente, son más creativos y peliculeros a la hora de que se les vaya la olla. Como en todo, lo hacen a lo grande, con espectáculo. Quizás la alimentación alta en grasas les hace propensos a este tipo de cosas sin sentido por obstrucción de arterias y falta de riego sanguíneo en el lóbulo occipital superior, donde se crean todas las fantasías asesinas, como sabe todo el mundo.


2.) La segunda, solo apta para los que quieren saber la verdad:


Nos están ocultando información. En el fondo de todo esto se está cociendo un inframundo lleno de vampiros, hombres lobos, zombies, espectros del bosque, incluso unicornios que nos esconden porque, de momento, no saben ni cómo cogerlo por los cuernos. Un algo en plan Area 55 donde tienen encerrados a todo tipo de monstruos del día y de la noche. Un algo que antes o después saldrá a la luz y que nos hará compartir mesa en el Vips y Bloody Marys en el Boadas. Porque todos somos seres creados con el mismo amor, como bien se sabe en Crepúsculo...


Tiempo al tiempo y atentos a las noticias.

sábado, 17 de septiembre de 2011

En cuestión de minutos

Hay que pensarlo poco, porque si lo piensas mucho quizás te vuelves loco, pero hay que pensarlo al menos un poco, de vez en cuando. La vida puede cambiar de rumbo en cuestión de segundos. Digamos minutos para ser quizás más exactos. 


En minutos uno puede tener una conversación desastrosa que rompa el vinculo entre personas u otra maravillosa que las una para el resto de los días. En minutos se pueden ganar millones jugando a los dados y dedicarte a vivir en la playa y ser rubio el resto de los días. En minutos se enciende la vida o se apaga. En minutos pasan cosas, buenas y malas.


Comparto tiempo de cigarro con uno de los jefes de retoque de imágenes. Tiene, digamos, unos 55 años. Enciende su purito con la mano izquierda y lo sujeta con lo que le queda de la derecha. Nos conocemos desde el principio, pero nunca he sabido qué le pasó. El otro día le pregunté por su hijo y me contó que estaba trabajando en una imprenta "aquí al lado, donde tuve el accidente". Me contó que era verano, "el 26 de agosto", que estaba cubriendo un puesto que no le correspondía porque los demás estaban de vacaciones. Llevaba toda la mañana cortando los pliegos de las revistas y, en una de esas, la guillotina le alcanzó la mano. Un segundo de error, un minuto atrapado, toda la vida del revés. "Y no quedaba nada para irnos a comer..."


Han pasado 25 años de esto. Más de un año de baja y un número mucho mayor de operaciones. El otro día me lo contaba melancólico, con resignación, pero también con espíritu positivo porque "si no, no hubiera aprendido este nuevo oficio que me gusta tanto". Aun, el cabrón, tiene humor para contar que tiene un implante, para poder hacer pinza, "que no huele a queso aunque sea de un dedo del pie". Te cagas.


En minutos se puede escuchar una historia que te haga valorar la suerte que tienes y te recuerde que la vida cambia en cuestión de minutos. Así que..., a disfrutarla.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Mamá nos complica la vida


Hay pelis que marcan en la vida. Sobretodo las de la infancia. De pequeñas, mi hermana Elena y yo, que Marina andaba más ocupada suspirando por Rick Astley y Michael Jackson, podíamos pasarnos tardes enteras viendo la misma peli una y otra vez. Quizás exagero, pero lo recuerdo de esta manera. 


Nuestros hits, sin contar las Spielberg, claro, eran Siete Novias para Siete Hermanos, Un Cadáver a los Postres (esta a Marina también le chiflaba y nos descojonábamos juntas) y Mamá nos complica la vida.


Recuerdo cuando vivíamos en la otra casa, la moqueta verde y las faldas de la mesa con tréboles. Debíamos ser bien pequeñas y sería de las primeras veces que nos dejaban solas por la noche. Mi madre estaba ya arreglada para ir a cenar, guapísima, pero antes de salir nos aconsejó, bastante entusiasmada, que viéramos la peli que iban a poner esa noche, en la 1 o en la 2. Mamá nos complica la vida, de Vicente Minelli. Arriesgado título para recomendar a unas hijas.


Hoy por hoy sigue siendo una de mis películas favoritas. Porque me llena de recuerdos muy agradables y porque me sigue haciendo reir como una pava. Me encanta la casa, me encantan los vestidos de la madre, me encanta lo finos que son todos, me encantan Lord y Lady Broadbent y Señorita Jane Broadbent. Me descojono con Rex Harrison y Kay Kendall. Y me he muerto de la pena al saber hoy que, a raíz de esta película, Rex Harrison y Kay Kendall se enamoraron. Se casaron y a los dos años ella murió de leucemia con solo 33 años. 




Él ya estaba casado con otra mujer. Y pactó con ella este tiempo para poder cuidar de la actriz y acompañarla hasta el final.

viernes, 26 de agosto de 2011

De las canas de Hopkins y otras historias



Hay algo que mueve el mundo que va más allá de las coincidencias de la vida, de los encuentros fortuitos, curiosos y sorprendentes, de la casualidad. Hay algo que mueve el mundo, sin saber muy bien por qué ni con qué fin, pero que pone los pelos de punta. Es complicado de entender pero ahí está. Quizás sean gracietas para que la vida sea más chispeante, sin más.


Se llama Sincronicidad y para mí es demasiado etéreo para explicarlo y comprenderlo, ni al nivel de un niño de 5 años, y aun estando en esta nube del nirvana a la que me lleva el Miolastan. El término lo eligió Carl Gustav Jung, un psicólogo y psiquiatra suizo, después de pensarlo mucho y de de flipar bastante con lo que le pasó. Posteriormente otros muchos han seguido intentando dar una explicación ¿científica? al tema en cuestión. Tiene su chicha.


El señor Jung estaba escuchando un sueño de una paciente. Un sueño en el que le regalaban un escarabajo de oro. Mientras ella se lo explicaba, él estaba sentado de espaldas a una ventana cerrada. De repente, sintió un ruido como si alguien golpeara el cristal, se dio media vuelta y vio un insecto que chocaba contra la ventana. Lo cazó y vio, acojonaíto, que era lo más parecido que puede existir en estas tierras de dios a un escarabajo de oro. Una Cetonia Aurata o Cetonia Común, para quien le pueda interesar. 


Anthony Hopkins, el actor, también lo flipó en su día. Hace años le propusieron un papel en una película que estaba basada en el libro de George Feifer, La chica de Petrovka. Para enterarse un poco de que iba el tema, quiso comprar el libro. Pero en todas las librerías que buscó, no lo encontró. Disgustado, se sentó en un banco, yo que sé, digamos que a atarse un zapato, y vio un libro usado que to-to-to-to-to-to-ma, era The Girl from Petrovka. Un ejemplar que contenía notas personales, apuntes y demás. Por supuesto, se lo quedo. Cuando comenzó el rodaje, tuvo la oportunidad de conocer al escritor quien, sin ningún porqué, sacó el tema de que, fíjaté tu, había perdido su ejemplar lleno de anotaciones hacía un par de años. Ese fue el momento en el que a Hopkins se le quedó el pelo blanco, esa cara se susto, y le devolvió su libro al autor.


Hace tiempo, mucho tiempo, nos hicimos con unos amigos un regalo del amigo invisible. El hazar quiso que Carlos regalara a Dani. Compró un libro que sería algo así parecido a "Cómo hacer mi primer corto de cine" que venía acompañado con un dvd, imagino, de demostración, porque a Dani le gustaban esas cosas. El flipe vino cuando los dos amigos, mano a mano, pusieron el dvd. Y se vieron a ellos mismos. Ellos mismos, ellos dos, salían en el Corto que los del libro habían grabado en el Parque de El Retiro mientras ellos dos paseaban tan contentos por delante de la cámara años atrás. Solo ellos dos.


Hoy, hablando de esto con mi compañero Edu, su ordenador le ha dicho que ya iba siendo hora de sincronizar los colores de la pantalla. Es más cutre, pero Sincronicidad al fin y al cabo, ¿no?



domingo, 21 de agosto de 2011

Y que no acaben nunca

Esta noche he soñado que me ofrecían un trabajo en Nueva York. La cosa, aunque era precipitada e inesperada, pintaba bien. Pintaba bien hasta que he me despertado y he pensado que no quiero trabajar en el sitio más molón de Nueva York, ni en una tienda de chuches, ni en ningún lado. Quiero seguir leyendo hasta que me cubra la sombra todo el cuerpo, quiero seguir  disfrazando a mis sobrinos, verles bailar y cantar "estoy loca con mi Kike" y ponerles el pijama. Quiero tumbarme con una manta de algodón la siesta. Quiero ver más gallinas y conseguir ver un zorro. Quiero seguir viendo cómo familias enteras sucumben ante las olas y salen con el culo y las tetas al aire y el pelo revuelto. Quiero escuchar música al sol. Quiero reírme con viejos amigos. Quiero terminar la partida de cartas con mis hermanas. Quiero que Kike vea por fin una estrella fugaz y que no se peine nunca. Quiero beberme una cerveza de la neverita llena de hielos y agua de mar. Incluso quiero seguir con el pelo tan quemado como el de Sonia Monroy. Quiero seguir en la Isla.

No quiero buscar las llaves de casa ni ponerme crema. No quiero mirar mi correo ni el facebook. No quiero encender la tele. No quiero bajar y conseguir en cualquier tienda suavizante para la lavadora. No quiero poner la lavadora. No quiero vestirme de persona. No quiero cortar una cebolla. No quiero tener 6 botellas de agua en la nevera, ni que sea grande, ni que tenga imanes. No quiero hacer la cama. No quiero enterarme de que Jesús del Pozo ha muerto ni de que el Papa dice que no se puede seguir a Jesús fuera de la Iglesia. No quiero asomarme para ver a los pájaros dormir y que no estén. No quiero ir mañana a trabajar. No quiero que se acaben los días de descanso y libertad.

Quizás en unos días, quizás incluso horas, se me quita la tontería. Y quiero darme una vuelta por la ciudad. O ir a Fnac a comprar algún libro-disco-peli bueno. O entrar en un McDonals, que siempre anima. O pintar con flores, cangrejos o estrellas las piedras que he cogido de la playa. O ver quién está más moreno. O que llegue el Otoño y que se me quite esta cara de india que llevo. O encontrarme de nuevo con Kike en casa y jugar a que seguimos de vacaciones que, al fin y al cabo, uno se puede montar las vacaciones de muchas maneras. Y que no acaben nunca.

Venga. Animarsen!


lunes, 25 de julio de 2011

La fiesta de fin de curso

Las fiestas de fin de curso siempre generan cierto estrés y nerviosismo. Agradable, pero estrés y nerviosismo al fin y al cabo. Recuerdo cuando éramos pequeñas y nos ponían un lazo de algún color especial (vaya, rojo o blanco) en la coleta y nos soltaban a la pista de baloncesto para hacer un desfile, con banderas y todo, al son de El Tambor de Granaderos. En fin, un coñazo todo y hasta un poquito hitleriano ahora que lo pienso. Aunque en su momento era lo más para nosotras...


Menos mal que las cosas van cambiando y el mundo evoluciona. Ahora en los coles hacen chows mucho más currados al gusto de los niños, profes y padres. Que aunque sean los padres de esas criaturas que se están luciendo, no son gilipollas.


Me pongo el la piel de las chicas del video de abajo y me vuelvo loca de la emoción. Ahí, toda preparada, con tus amigas, con la camiseta ad hoc, haciendo por fin delante de otros cursos el baile que tanto has ensayado...y tooooooooma sorpresa que te llevas. ¡Es que te cagas del subidón!


Video grabado en un colegio de Harlem:



sábado, 23 de julio de 2011

Londres, 14 de Septiembre 1983 - Londres, 23 de Julio 2011


Quizás esta era la única manera de que descansaras. Ojalá te reencarnes en cuanto puedas para que podamos volver a escucharte, cuando estamos contentos y cuando estamos tristes. Que vuelvas con tus moños, tu lápiz de ojos, las bailarinas y tu voz. 





Tiramos la vida por la ventana


Preparamos las vacaciones. Ponemos mil lavadoras para tener los hits bien limpitos para el momento terraza junto al mar. Pasamos calor. Nos duchamos varias veces al día y ponemos el aire acondicionado a saco para estar bien frescos. Todas las noches nos llevamos un vaso de agua a la mesilla que ni si quiera tocamos. Nos lavamos los dientes, el pelo mil veces, tiramos de la cadena en vez de tirar papeles a la basura, tiramos el agua por la ventana...


Salimos a cenar y a veces nos dejamos la mitad. Vamos al Burger y salimos petados completa e innecesariamente. Tenemos máquinas en la oficina que exprenden Bonnies y Tigretones, alimento vital para el hombre y la salud. Tiramos lo que nos sobra, tiramos la comida por la ventana...


Vamos de rebajas y compramos lo que nos sienta bien y no necesitamos, porque son 9,95€. ¿Cuántos zapatos tenemos?, ¿vestidos?, camisetas ni te cuento. Gafas de sol, pulseras, chaquetas, millones de bragas. Tiramos la ropa por la ventana...


Y nos quejamos del mal tiempo que está haciendo este verano, qué putada no poder ir a una terraza, qué putada no poder ponerte la sandalias nuevas, qué putada que quería ir a la playa...Qué putada que llueve.


Somos unos consentidos y unos caprichosos. Damos mucho ascopena, porque muy cerca de nosotros hay millones de personas que se están muriendo de hambre, que ven a su ganado y sus mínimas posibilidades de alimentarse morir. Ven a sus hijos morir. 


Con las canciones que compramos desde iTunes, comería un poblado de Somalia. Pero siguen muriendo de hambre. Y pierdo la perspectiva, el equilibrio, las ganas de reír y de bailar. Aquí, como una gilipollas, buscando música para comprar y sin saber qué se puede hacer para no seguir así.

lunes, 18 de julio de 2011

Un poco de justicia onírica



¿De dónde vienen los sueños?, ¿son sombras de nuestro consciente que se aclaran en el inconsciente?, ¿son, sencillamente, pensamientos absurdos e imágenes que vamos almacenando al día que se ordenan aleatoriamente y crean una historieta para entretenernos mientras dormimos, como las películas del AVE? 


Soñar mola mogollón. A mi se me da bien y, gracias a los sueños, he viajado muchísimo. Total free y a todo trapo. He estado en Nueva York varias veces y en Berlín, ciudades que no conozco y que desde la almohada parecen estupendas. He volado, dando brazadas y parando en árboles para coger impulso y también he ayudado a la policía a resolver algún caso sangriento. Y te levantas tan contento diciendo, oye, lo que me ha cundido la noche.


Lo que ya no me mola tanto es cuando los sueños entran en un plano chechuarl. Al menos en mi caso. Ya son varias ocasiones en las que sueño que me enrollo con un hombre, generalmente actores, que me triplican la edad. ¿Por qué? Pues no lo sé. No es que esté deseando que llegue la hora de dormir para tener una aventurilla con algún machote cachondón, vamos a entendernos, pero ¿cómo puede ser que la mayoría de las veces que tengo algún escarceo subido de tono sea con un viejo? 


El primero fue Julio Iglesias, que ya me dirás tú en que punto me puede poner a mi Julito, eah.
El segundo fue el padre de los Douglas. Kirk Douglas, vaya, al que literalmente me tiré en un ascensor con sus 90 añazos rozando los 100. Qué vergüenza.
El tercero fue Clint Eastwood, con el que casi me morreo pero al final nada porque hablamos y vimos que no íbamos a ningún lado.


Y así todo. Y no entiendo nada porque la verdad es que no me va el rollo pellejo. Y no es justo, porque cuando sueño que el Pesqueira pilla cacho no es con Concha Velasco o Lola Herrera, precisamente. Me cuernea con Sofía Vergara que, por cierto, era su exmujer. Eso sí que es clase. Oooole.


Quizás es que le deseo siempre lo mejor, aunque me joda. Eso o que se me coló su sueño por aquello de dormir con las cabezas cerquita...¿eso cómo se llama?, ¿simbiosis?

jueves, 14 de julio de 2011

Encantadores rarunos de la calle (1ª Parte)



Conoces la ciudad que vives. Caminas por sitios recurrentes. Los que te gustan, los que te pillan de paso, los que te acercan a tu familia, los que disfrutas al estar con amigos. Y al final, con el tiempo, conoces a las personas que andan por esos mismos sitios con la misma frecuencia, y quizás con las mismas circunstancias, que tú. Desconocidos conocidos que ni si quiera son de tu barrio, si no de aquellos lugares por los que uno se mueve.


Sin contar con los de los estancos, panaderos, camareros, chinos, pakis y demás que, obviamente, te acabas sonando y saludando, la de personas extrañas que uno va conociendo a lo largo de la vida.


Este es solo un pequeño ranking.


1.) El Hitler de cafetería de la Escuela de Industriales: un hombre de edad desconocida, con su bigote, pues eso, a lo Hitler, y un mogollón de tics entre los que destacaba el de tocarse la nariz y luego el reloj intermitente y repetidamente. Si no iba con uniforme, desde luego se apañaba un total look con complementos del Coronel Tapicoca o whatever.


2.) Los Gemelos Heavys de la Gran Via: ¿quién no los conoce a estas alturas? Diría que hasta han salido en Callejeros. Durante años y años y años han permanecido y permanecen (espero) en la esquina del antiguo Madrid Rock. Qué disgusto se llevaron los pobres cuando lo chaparon. Desde entonces, ahí se han quedado. En invierno con chupas y en verano con micro shorts. Son mis favoritos.


3.) El marroquí de debajo de casa: habla como un marciano y no es cuestión del idioma. Habla, habla, habla, se caga en todo, habla, habla, habla. Y nadie le entiende. Inofensivo absoluto aunque da un poco de cosa. Kike es testigo de que cambia del arameo al perfecto castellano en milésimas cuando entra en el estanco y pide: "un Fortuna blando, por favor." 


4.) El viejito en pijama del banco: todas las mañanas está en el mismo banco en Plaza de Cataluña, en frente del Zurich, en pijama. Y no es que duerma allí. Llega todo aseado y se sienta a ver las horas pasar. Parece majo y tierno pero no lo es. Luego es un guarro que dice obscenidades. Pero no todo el rato. Por eso engaña.


5.) El hombre desnudo: Que se pasea en pelota viva entre los guiris, niños con globos y señoras con bolsas por las Ramblas. Dicen que lleva un elefante tatuado en la pelvis por aquello de hacer la broma con lo de la trompa. Yo, la verdad es que no lo he visto. El tatuaje, digo.

martes, 5 de julio de 2011

La vida secreta de los mecheros



Hay objetos que tienen vida propia. Los calcetines que rompen relaciones y abandonan a la pareja, las horquillas que huyen a parajes más cálidos y lejanos, las gomas de borrar que son inmortales o los mecheros que son capaces tanto de reproducirse cual conejos así como de abandonar el nido volando. 


Todos nos hemos encontrado en los bolsillos mecheros insospechados que jamás hemos comprado, con dibujos de toros y banderas de España, hojas de marihuana, tías medio en bolas o con la dirección de un asador de Teruel. Incluso algún día ha caído en el botín un clipper de los chulos que te pones tan contento, porque esos son los mejores, sin ninguna intención de mangar.


Todos, incluso, en algún momento rebelde de nuestra vida hemos chorizado un mechero en plena consciencia, aunque vayamos un poco pedo. Venga, joder, no lo neguemos. Alguna noche, en una fiesta, hemos pillado un mechero que no nos corresponde aprovechando la confusión y nos lo hemos agenciado porque qué dura es la noche teniendo que pedir fuego toelrato. Eso si, si hay muchos mecheros colgados por las mesas.


Pero lo que nunca jamás había visto antes es mangar un mechero con plena serenidad utilizando triquiñuelas y haciendo luz de gas. Nunca jamás, hasta ahora, había visto a alguien mantener tanto la calma, de tal manera y con semejante frialdad, como para coger el mechero sin que tiemble el pulso, que le has estado ofreciendo toda la noche. 


-"Qué curioso. Es igualito que el mío. También blanco y redondito. Es que éstos son los mejores." Y metérselo en el bolsillo con toda paz. Pues claro, es un clipper!


¿Cómo se queda uno? Pues sin palabras y sin fuego. Y sin ser capaz de llevar el juego más lejos y hacer una trececatorce para recuperarlo en plan reto. Para echarte una risas, sobretodo.


Los mecheros, por favor, se mangan. Pero sin artimañas, ¡por dios!

jueves, 30 de junio de 2011

Hannibal Lecter vive en Japón y tiene esta pinta






Eres feliz de la vida. Una holandesa de 22 años que va a la universidad tan contenta, con tu carpeta, tus libros y tus cosas. Conoces a un chico que, en tu inconsciencia, te parece que no está mal. Es feíto, bajito, pero tiene la magia oriental que en Europa se ve poquito. Vais al cine, al parque, a la disco, a pasear. Y te invita a su casa en plan cena romatic. Y tú, como eres boba y el chico es japonés, imaginas que cocinará guay. Hasta que oyes un ruido, la explosión en tu nuca de un rifle del mismo calibre que tu edad, todo se apaga y vas hacia la luz. La luz infinita, sin cenar ni nada, porque resulta que el plato principal eres tú.

Hay un hombre, un demonio suelto por el mundo, que se llama Issei Sagawa. Un viejo que, en vez de estar pudriéndose en la cárcel, anda tranquilo por Tokio. Va al cine, al parque, a la disco, a pasear. Ahora sin su novia holandesa porque una bonita noche decidió cenársela. Preparó con sus muslos sukiyakis con tofu y se puso fino. Varios días, por lo visto, porque la carne humana debe dar para mucho. Cuando decidió abandonar lo que quedaba del cuerpo en un parque de París, le detuvieron. 

Un análisis psicológico lo declaró como demente, lo que imposibilitó que fuera juzgado. Fue deportado a Japón e ingresado en un hospital psiquiátrico. Pero se les escapó el detalle de establecer cuánto tiempo debería permanecer recluido, por lo que fue liberado a los 15 meses. ¿¿¿Perdona???

Actualmente vive tan tranquilo. Es más, vive de lo que gana como comentarista en programas y haciendo críticas gastronómicas de restaurantes. Sigue admitiendo que tiene fantasías caníbales pero que ya no desea llevarlas a cabo. ¿¿¿P-e-r-d-o-n-a???

sábado, 25 de junio de 2011

Hasta la guitarra mia llora cuando dice adios



Marcamos fechas en nuestros calendarios. Días en los que uno recuerdan acontecimientos agradables, cumpleaños, aniversarios, citas, viajes...que año tras año saltan de nuestra memoria y nos ponen contentos. También nos vienen a la cabeza fechas que nos ponen tristes, que nos conmueven, que nos hacen recordar a personas que ya no están y que echamos de menos. Y luego hay fechas que el mundo te hace recordar y situar en el calendario que dices...coño, qué pena...


Hace dos años, tal día como hoy (quizás sería mañana, por aquello del cambio horario), salía de la ducha con una toalla enrollada en la cabeza, corriendo de un lado a otro para no llegar tarde al trabajo, cuando vi una camilla de hospital entrando en un helicóptero y un rotulo en la televisión que decía que Michael Jackson había muerto. Y me quedé...me quedé... Era muy temprano para llamar pero llamé a mis hermanas, a Kike, que se quedaron...se quedaron... Y me fui al trabajo en shock y tarde. Recuerdo ver en el metro a viajeros con el periódico, con el mismo shock y con ganas comentarlo con el de al lado. Recuerdo a compañeros se quedaron igual, a otros que incluso hablaron del tema con cierto cachondeo e incluso desprecio y a otros que se les saltaban las lágrimas. Por la tarde también hablé con mi madre y tuvimos una conversación estupenda que me dejó claro, una vez más, que es una tía muy guay. Y sin tener intención acabamos en el bar de al lado de casa escuchando sus canciones, hablando de sus videos y recordando todos los hits que nos han acompañado a lo largo nuestras vidas con personas que no conocíamos de absolutamente nada pero que solo estaban allí en un funeral improvisado. 


Fue impresionante, muy emocionante, estar durante días, semanas, entrando en las tiendas, restaurantes, chiringuitos de la playa y escuchar pequeños homenajes, uno tras otro.


Muchos días me acuerdo de Michael Jackson y me pongo los cascos para escuchar alguna canción, que me pongo siempre contenta. Hoy lo escucho ahora mismo, un poco tristona, porque me da pena, porque algo se muere en el alma, cuando un amigo se va. Y le dedico estas sevillanas, que seguro que le hubiera molado y las hubiera bailado quetecagas. Que las sevillanas son tremendas de pereza pero, ole, como molan a veces...