sábado, 25 de agosto de 2012

El hombre del espacio


-Hoy te voy a contar un cuento diferente -le digo, pero primero me quedo inmóvil, escuchando para asegurarme de que Miss Leefolt no ha vuelto a casa porque se haya olvidado algo. No hay moros en la costa-. Hoy voy a contarte el cuento del hombre del espacio.
Le encantan las historias de extraterrestres. Su programa preferido de la tele es Mi marciano favorito. Saco las antenas que hice anoche con papel de aluminio y nos las ponemos. Una para ella, otra para mí. Parecemos un par de locas con esos chismes en la cabeza.
-Érase una vez un marciano sabio que bajó a la Tierra para enseñarnos algunas cosas -empiezo el cuento.
-¿Un marciano? ¿Cómo de grande?
-Oh, pues como de un metro noventa.
-¿Cómo se llama?
-Marciano Luther King.
Contiene la respiración sorprendida y apoya la cabeza en mi hombro. Siento su corazoncito de tres años latiendo contra mi pecho, aleteando como una mariposa sobre mi blanco uniforme.
-Era un marciano muy simpático, el señor King. Se parecía a nosotros: nariz, boca, pelo en la cabeza... Pero a veces la gente se reía de él y, bueno, había algunos que era muy malos con él.
Puedo crearme muchos problemas por contarle estas historias, sobre todo como se entere Mister Leefolt. Pero Mae Mobley sabe que son nuestros "cuentos secretos".
-¿Por qué, Aibi? ¿Por qué se portaban tan mal con él? -me pregunta.
-Porque era verde.

Aibileen. Capítulo 23. Criadas y Señoras. Kathryn Stockett.

viernes, 22 de junio de 2012

El olor de las caléndulas


Desde que llegó el MP3 mi vida ha ido demasiado deprisa. Qué coño. Desde que llegó el CD y la oportunidad de grabar variaditos. Pasar canción por canción, saltar de una a otra creando un ansia insustancial basado únicamente en el cuál será la siguiente canción. Sin más. A mi tanta prisa me ha jodido la vida un poco durante un tiempo.

El avance de cinta a CD está bien. No hace falta ser una retro moñas y añorar lo guay que era rebobinar las cintas con un boli Bic. Porque de guay no tenía nada. Y las cintas se enrollaban, y se daba la vuelta al celofán o lo que sea eso y era todo una mierda y el mundo tiene que evolucionar. Pero para mi gusto nos hemos pasado. No puedo más, me bajo de la noria.

Hace días me apunté a un curso de cerámica. De cerámica japonesa. Japonesa básicamente porque las clases las da una japonesa, porque la peña en realidad va a hacer con la arcilla lo que le sale de los huevos y estar en paz, que es de lo que se trata. Porque dudo que los botijos sean de origen nipón. Y la peña hace botijos y ceniceros y flamencas si se lo proponen. Pero estamos todos en paz. Porque es cerámica japonesa y los japoneses que están bien de la cabeza, transmiten tranquilidad y enseñan a vivir en paz. Porque son respetuosos. Y el respeto da mucha paz interior. Darlo y recibirlo.

Está guay.

Desde que voy, que han sido tres veces en tres semanas, estoy como la seda importada de Japón. Seis horas de mi vida que me han recordado que la vida tiene muchas horas que disfrutar, que vivir despacio y a gusto. Cortándote el pelo hablando de las patatas gallegas, comprando flores, fumándote un cigarro con el florista que se da cuenta de que te has cortado el pelo y escuchando al paki de abajo de casa cómo recordaba su jardín y el olor tan fuerte que tienen las caléndulas.

lunes, 21 de mayo de 2012

La Comunidad

Naces donde te toca y vives donde te mandan tus padres hasta que tienes un sueldo que te permite independizarte y elegir dónde quieres vivir. Trillas los buscadores de casas que conoces y empiezas a conocer otros nuevos, porque el mundo inmobiliario da para mucho sobretodo por las mierdas que la peña intenta alquilar que no te dejan de sorprender. Cliqueas, cliqueas, juegas a las casitas, preguntas por cosas que antes no conocías ni te interesaban ni sabías cómo se encendían y recuerdas con nostalgia lo cómodo y a gustito que se vive donde te mandaban tus padres. Pero lo afrontas con valor, con ilusión, porque vivir dónde quieres vivir tiene su magia.

Creo que recuerdo a todos mis vecinos que tuve desde que nací.
Los tres viejitos, María, Ana y yo diría que Andrés que me cogían en brazos y me daban besos en las mejillas cuando lloraba bromeando con lo saladas que estaban mis lágrimas.
La pareja sin hijos y con una madre/suegra que me daba terror. Por fea, la pobre era amable en la medida que podía pero me daba terror su aspecto.
La italiana y el español con los que jugaba a clavar en sus vigas de madera los pinchos que lanzábamos con una cerbatana que se habían traído de no se dónde además de intentar tocar el Didgeridoo mientras nos descojonábamos vivos sin conocernos de nada más que de ésto.
Los hobbits, que me arreglaban la luz cada vez que saltaba el diferencial como si fuera Blancanieves en esa casa de techos tan bajitos y que de vez en cuando oía que pillaban...
Lola, 60 años en La Barceloneta y un perfecto acento andaluz.
Y los desfasados, que de estos y de sus madres y muertos me acuerdo de vez en cuando, a cualquier hora del día, que no funcionan con un horario concreto.

Cada uno de ellos ha formado parte de mi vida, con mayor o menor intensidad, con más o menos pena o gloria. Cada uno de ellos ha elegido la casa gemela a la mía.

Hoy les dedico esta canción a los de arriba a todo trapo, que parece que les gusta mucho o que nos quieren hacer llegar este mensaje a toda la comunidad...





lunes, 7 de mayo de 2012

Shumi-Shumis-Shooou-Shumi-Shou-Shumiyey-ye


Los hombres somos seres adaptables e inteligentes, aunque no a partes iguales ni en todos los casos.
Los hombres somos capaces de sacar fuerzas del ojete para conseguir lo que nos proponemos. 
Sentimos tristeza, como otros muchos animales, pero tenemos la consciencia que hace que esa tristeza pueda llegar a ser bastante jodida a veces. 
Como somos adaptables, inteligentes, fuertes y conscientes, superamos la tristeza. 
Salimos de las cosas difíciles triunfantes.¡Claro que sí!

A cada uno le duele lo que le duele y le da pena lo que le da pena, pero todos pillamos en algún momento. Sobretodo pillamos los que no estamos hechos de piedra y somos un poco Teatreros y Conchavelasquianos, para qué lo vamos a negar. Aun más si echamos de menos a nuestros padres, hermanos y amigos.

Hasta llegar a volver a estar contentos, pasamos por distintos estadios. El lloro, la rabia, la pereza, la sonrisa, la risa y la ducha. Así conseguimos la alegría que en ocasiones viene con subidón. En esta ocasión, a mi el subidón del bajón que me ha dado volver de Estambul se me ha materializado en esta canción. A pesar del bajón que me da el shumishumishoooumishumishooushumiyey-ye de Pitbull.





lunes, 16 de abril de 2012

Lo importante que es bailar


No sé qué está pasando pero últimamente no paro de recibir malas y tristes noticias (menos esta tarde que una querida amiga me ha dado una preciosa y llena de amor). Las parejas se están rompiendo. Las personas se dejan de querer. Se cansan en vez de casarse. Y lo siento mucho. Me da mucha pena porque vamos a dejar un mundo, para los que vengan, lleno de viejos cascarrabias. No hay nada más chungo y desolador que los viejos cascarrabias insoportables. Con lo monas y agradables que son las abuelas y los abuelos que tienen el corazón contento. Mucho cuidar el medioambiente, mucho reciclar el cristal, pero si no hay amor en el mundo, ¿para qué les va a servir tanto verdor?

Ayer fuimos al cine. Fue un gusto porque hacía un huevo. Vimos Intocable. Me ayudó a recordar lo importante que es bailar. Bailar pone el corazón contento. El corazón contento bombea más amor y el amor hace que todos nos queramos más, que estemos más simpáticos, que tengamos mejor cara, que liguemos más. El amor trae más amor de la misma manera, por desgracia, que el dinero llama al dinero. Pero el amor llena mucho más que cualquier cosa material. Por mucho que nos empeñemos en agarrarnos a las cosas.

Hay una escena de la película que me encantaría enseñar pero que me parece una putada sacarla de contexto. Hay que verla en todo su esplendor. Y sentir que la vida son dos días, que tenemos todo funcionando para que esos dos días sean de fiesta. Dejémonos de quejarnos de que el fin de semana sólo es sábado y domingo y bailemos un poco más. Que pone el corazón contento y el corazón contento no trae más que alegrías.

Os dejo remix de bailes de películas. Películas que no tienen nada que ver una con la otra pero que mezcladas quedan genial. Como en las parejas de baile. Como muchas parejas que se están separando. Que bailar es difícil pero si entrenas, ahí estás dándolo todo.



lunes, 19 de marzo de 2012

Para los que quieren a sus padres



Este mediodía he recibido una llamada que me ha alegrado el alma y me ha llenado la sonrisa de luz. Hoy precisamente que tenía el día gris por ser lunes plus Día del Padre. Por mucho que se empeñen en que estas cosas son inventos de El Corte Inglés y blablabla, a una se le encoge el corazón de pena por no poder dar en mano una corbata a su añorado papá.


La llamada ha sido de mi Gema preciosa. Me ha preguntado si me podía contar una cosa a lo que le he contestado un "por supuesto, querida" preparándome para algún escarceo de su Málaga querida, pero vaya corte me he llevado.


Hoy Gema ha estado hablando con su padre. Le ha contado todas las cosas que le han ido pasando, que le preocupan, que le alegran la vida. Imagino que se habrá ahorrado detalles que todas ocultamos a nuestros padres, que no les gusta que llevemos la falda tan corta, sin caer en que en realidad, desde donde está él ahora, lo puede ver casi todo. Ilusa. 
Ha pasado una hora y media sentada frente al mar, cerca de dónde dejaron sus cenizas hace ya algunos años, donde a él le hacía ilusión descansar. Y donde también le acompañaron en su despedida con unos claveles rojos y blancos, los que más le gustaron en la tierra. Cuando Gema ha dicho un "hasta Semana Santa", que volverá, y se ha metido el ipod en el bolsillo, la siguiente ola le ha dejado un clavel blanco a tres metros de sus pies.


Gracias, pequeña mia, por contarme esta historia tan bonita y tan llena de amor. Me has hecho muy feliz. Y gracias también por darme el permiso, con orgullo y encantada (como tu dices), de compartirla con quien quiera leernos.
Gracias, Emilio, por seguir cuidando a tu hija como siempre prometiste que harías.


Os quiero mucho a los dos.

martes, 21 de febrero de 2012

Por los estudiantes de Valencia y otras muchas historias más...



Los que me conocen bien de sobra saben el profundo y, hasta ahora, irracional odio que profeso a la policía. No puedo con ellos. Así, en general. Lo digo con bastante calma y tristeza. Me ponen negra desde que hace mucho tiempo, pero mucho, mi padre me aconsejó en una ocasión que no me fiara. Él posiblemente ni se acuerde, pero a mi se me quedó grabado y desde entonces, después de fijarme y confirmar que tenía razón, no he dejado de desconfiar en ellos, aunque a veces me equivoque. Y yo que, en mi inocencia, pensaba que eran los buenos...


Sé que, como en todo, hay buenos y malos. Vale. Pero me parece tan penoso que en una profesión como esta haya malos... Tantos malos. Malos de corazón. Cosa que, lógicamente, afecta mucho más si eres policía que si eres panadero.


Cuando estaba en la carrera andaba una tarde por El Retiro haciendo unas fotos para un trabajo. A mi lado se puso un coche patrulla y el policía que iba dentro (sin compañero) me dijo que me metiera en el coche. Sin más, metete en el coche. Por supuesto le dije que ni de coña. Me insistió y le volví a decir que ni de coña me iba a meter yo en el coche de nadie, hombre. Cambió el tono, me dijo que un tío me estaba siguiendo y que como no me subiera en el coche, a lo mejor me quedaba sin cámara y sin algo más... Me acojonó, acabé metiendome en el coche patrulla con él, por supuesto, y tuvimos una conversación de lo más reveladora. "Has hecho bien en no fiarte a la primera ni a la segunda. Porque no siempre son buenos los policías. Yo te acompaño, sacas tus fotos y te vuelvo a dejar en la entrada." Y realmente así fue. Me acompañó, saqué mis fotos y me devolvió a la entrada.


Hoy por hoy sigo pensando en este momento y no sé si realmente fue del todo sincero. No sé si quiso ayudarme o pasarse un rato con una tía prieta, que en esas épocas yo estaba muy prieta (jaja). No sé si quiso meterme miedo, sentir su poder, y llevarme a lo más profundo del parque. No sé si tuve la suerte de que mi ángel de la guarda hablara con el suyo y le convenciera de que sería mejor para todos dejarme vivir en paz. 


Posiblemente todo esto se reduce a lo más sencillo: un buen hombre que me quiso ayudar. Así lo quiero recordar aunque no puedo evitar que me sigua mordiendo la duda.


A parte de esta anécdota, tengo otras muy jugosas de policías a punto de partirme la cara en las fiestas del 2 de Mayo en Malasaña, en manifestaciones en las que ni si quiera participaba en Barcelona y de llamadas al telefonillo obligándome a abrirles la puerta. Perdona, pero tu uniforme no te da paso a mi casa. Si quieres algo, ya bajo yo y me dices qué necesitas en el portal, por favor.


Siento muchísima pena por aquellos policías buenos que ahora están viviendo la vergüenza más supina de su profesión. Siento muchísima rabia por todos aquellos estudiantes que esta noche han dormido calientes y llenos de terror.







miércoles, 8 de febrero de 2012

Lo de ET no es casualidad

  
Hace ya unos meses leí esta columna de Elvira Lindo cuando iba en un avión, no sé si hacia un lado o hacia otro, de ida o de venida que ya confundo dónde está mi hogar. Y me encantó. Me gustó mucho porque de alguna manera, quizás más sutil, me sentí muy identificada con ella. 


Sé lo que es quedar con un amiga (o amigo) y verla con el Iphone o la Blackberry amorrada como si no hubiera mañana. Contenta como una loca al oír la campanilla y sonreír como una boba por ese mensaje que ha recibido. Mensaje que tú, efectivamente, te imaginas revelador, suculento y, como poco, picantón. Y que encima no te cuenta.


Cuando uno está fuera de la órbita tecnológica, llega un momento en el que piensas que si no te pones las pilas, te va a quedar atrás. Te proyectas al 2035, con tu cuerpo de señora, preguntándole a tus hijos cómo se enciende y se apaga la próxima máquina infernal que tendremos para calentar la leche y te entra el pánico. Te entra el pánico y te lo meten los demás, que te insisten que si no tienes Whatsapp, estás cavando tu propia tumba social...


Así que te lanzas a la piscina, te instalas todas las aplicaciones que te van a reanimar la vida y te das cuenta de que la vida, emoción arriba emoción abajo, sigue igual. Que esos mensajes secretos, reveladores y suculentos, no son nada picantones, si no más bien una "alerta" de que alguien a clicado un "me gusta", y posiblemente poco más. Pero molan. Molan bastante.


Reconozco que llevo dos días fundiéndome la batería de la BlackBerry (porque no me da la vida para un Iphone) en menos de una mañana. Dándole a todos los botoncitos, mandando mogollón de muñecos sonrientes, amorosos, cabreados, peces, montañas, soles y cacas. Reconozco que me encanta mandarme whatsapp con mi madre (me acaba de mandar una foto guay), con mi sobrino Guillermo y con todo el mundo. Reconozco que tiene su gracia y me llenan de ilusión. Pero tengo miedo de pensar cómo vamos a acabar. Vaticino un mundo lleno de gordos, como en Wall-E, con los pulgares como cuellos de jirafa. Que lo de ET no era casualidad.

martes, 31 de enero de 2012

El Templo de la Purificación del Pasado



Esta es otra de esas historias que, como la de La Dulce Muerte del Mon Cherí, tiene que ser contada. Por lo trágica-absurda que es y porque tiene un final feliz. Además, da mucho que pensar. Está contada también con mermelada y con muchísimo cariño.


"Tenía un novio con el que llevaba viviendo años. Un novio en el que confiaba plenamente, con el que compartía vida, muerte de seres queridos, cumpleaños y muebles. Hasta que un día, cuando me acompañó a las 5 de la mañana al aeropuerto, me dijo que tenía que pensar. Estuvo pensando una semana, de silencio eterno, hasta que el pensamiento se hizo palabra y me dejó. Me dejó sola en la ciudad a la que me acababa de mudar y en la que le esperaba, como habíamos planeado, para compartir juntos. Sin vida, sin amigos, sin seres queridos y sin muebles.


Pasado un tiempo (2 meses) me llamó diciéndome que no me iba a devolver el dinero de la fianza de nuestro piso porque había comprado en Venecia, por cierto, un anillo de compromiso a su nueva novia, con la que se casó once meses después coincidiendo con su aniversario. Fecha que caprichosamente fue un mes antes de dejarme a mi, si no me fallan mis cálculos.


Me quedé tan hecha polvo que lo siguiente que me tocaba después de mi pena era la muerte. Así que me recompuse, volví a nacer, me quité el vestido de viuda, y comienzo a ser feliz otra vez.


Me marcho a Japón por trabajo, ocio y amor, con mi nuevo novio cogido de la mano, y con toda la buena suerte de ser el mismo destino de los recién casados. Japón, con sus millones de habitantes y sus pocas probabilidades de encontrarse. Hasta que voy a coger un tren, que me lleva al último monasterio budista del culo del mundo y me encuentro a mi ex en el andén. Que con los nervios no se le ocurre otra cosa mejor que preguntarme que "si has visto a mi mujer", que debía andar por ahí comprándose unas Chips Ahoy o vete tú a saber qué. Y le pierdo de vista, no sé si por la multitud o por el mareo del shock.


Después de tres horas cruzando montañas, parajes, civilizaciones milenarias y millones de paradas en las que uno se puede apear, llegamos al templo budista. Una experiencia única, exclusiva, en la que dormíamos una noche y compartíamos boles de arroz con los monjes. El monje recepcionista me dice que no me encuentra en la lista de los que estábamos registrados, que éramos unos seis. Y entre los nervios y el fatal inglés que llega a esas latitudes, me enseña el folio con su nombre, el de mi ex, en primera linea.


Y me cago en todo. En todo mi destino. Y miro al cielo y pregunto por qué, POR QUÉ?? Hasta que llega la hora de la meditación y nos meten a los que estábamos allí, compartiendo experiencias extrasensoriales, a orar y cantar mantras durante 45 minutos. 45 minutos de mantras que tuvieron un preludio de grito ahogado de la mujer de mi ex (que les presenté yo) que soltó cuando me vio allí orando el Om Mani Padme Jum.


Cuando salíamos del templo a la mañana siguiente, comentando que poca más experiencia íbamos a sacar de allí, el monje me miró muy serio y me dijo. "Tu en realidad no tendrías que haber estado aquí". Lo que me dejó del todo loca pensando que la montaña le había susurrado mi destino, que ya sabes cómo son por ahí... Pero no, en realidad se refería a que nuestra reserva era para la siguiente noche. Por supuesto, antes de marcharnos, hicimos el Rito de la Purificación con fuego." 

sábado, 28 de enero de 2012

Basta ya de comer cheetos


Cuando se rompe una historia bonita, se pierde un amor, a uno se le encoge algo en el alma que cuesta tiempo volver a alisar. Pero el alma, como la ropa, se plancha un poquito y está lista para volver a ponersela y triunfar. Incluso, si le pones un poco de Toke, queda como nueva. ¡Y ya está...! A otra cosa, mariposaaaaaa...! Que las historias bonitas y los amores que se pierden son pasajeros, paparruchas. Que lo bueno güeno está por llegar... Que un amor de verdad no te deja hecha una sopa... Que a lo mejor esa historia bonita no lo era tanto y ese amor en realidad no era AMOR. Hombre ya!! ¡A la mierda!

Me entristece muchísimo ver a chicas estupendas sufriendo, llorando, hechas polvo. Me entristece muchisímo. Y me da una rabia de cojones. He probado esas mieles y luego te das cuenta de que no merecen la pena en absoluto. Como me arrepiento. Que, además de no servir para nada más que para quedarte hecha una piltrafa, el tiempo pone las cosas en su sitio y la vida te regala lo que le habías pedido y te mereces. Así que, mejor esperar ese regalo con buena pinta, cara y el ojo maquillado, no en pijama, comiendo helado y cheetos. Digo yo...

Mando este grito de esperanza y ánimo para todas aquellas amigas y mujeres de bandera, que alguna vez han estado bien jodidas, lo están o lo estarán.

Hay dos caminos a elegir. Pido a Dios no lo quiera pero, si me toca, yo me iré por el segundo.




lunes, 23 de enero de 2012

La vendetta de la amapola






A todos nos ha puteado alguien en la vida. En mayor o menor medida, pero todos hemos sido recibidos con mano dura en algún momento de nuestra historia. Sufrir es una condición humana que nos hace más personitas y que, por otro lado, nos ayuda a crecer de espíritu y a espabilar un poquito. Me gusta pensarlo así, porque si no, ¿por qué nos hacemos sufrir los unos a los otros? Para algo tiene que servir.



Cuando hablo de puteos hablo de cosas medianamente absurdas o que, con el tiempo, adquieren esa posición en el ranking de las vivencias, ¡gracias a dios! Hablo de situaciones que cuando se han pasado, se convierten en banalidades. De chorradas. De las que te han podido hacer daño pero que no te joden la vida. Las que te joden la vida se llaman desgracias.

Los puteos, puteos son. Y una de las cosas buenas que tienen es que al final uno recoge sus frutos. Y entre esos muchos frutos está...LA VENGANZAAA...

Venganza en término de puteo. Venganza que equipare la balanza. Venganza chorra. Venganza a la que los cobardes la llamamos Justicia Divina.

La venganza a veces se disfraza de esas semillas del pan de amapola que se le quedan en los dientes al que te ha puteado y saluda con su mejor sonrisa. De tropezones casuales, aparatosos y certeros que llevan al que te ha puteado a dar con todos los pasteles que ha comprado en el suelo. De la ceniza que se bebe, el muy pringado, de la lata de cerveza pensando que estaba vacía. O de, que sería divertidísimo además, que se le escape una ventosidad en medio una reunión, con sus powerpoint y todo. 

La venganza no es casual y es tan sutil como para esconderse bajo un ala. Es también innofensiva. Y hace que el que te ha puteado, parezca un poquito gilipollas. Y que tú, en el silencio de tu corazón, disfrutes un poco.

Es fea y me avergüenza. Pero llega en el momento que menos te lo esperas, sin buscarla, sin llamarla y sin provocarla y te produce risa. Creo que se dice que la sirven en plato frío no porque comer un plato frío sea algo desagradable. Si no porque se queda fría al esperar para comerla.

miércoles, 18 de enero de 2012

Elena, Yago, Nacho



Cuando íbamos a la universidad y estábamos más desfasados que ahora, aprovechábamos cualquier celebración folklorica y popular para escaquearnos en seguida de clase, beber fino al mediodía y bailar. Bailábamos mucho. Mucho más que ahora, claro. Aunque seguimos bailando siempre que nos vemos y nos queremos.


A veces tu amiga ligaba y tu no. Y te quedabas mirando el panorama hasta que te cruzabas la mirada con el amigo del tío con el que había ligado tu amiga. Que tampoco había ligado y que estaba mirando el mismo panorama que tu. Cuando ya no daba más de sí el mirar el panorama, que ahora puedo recordar con desolación, (-¿cómo es que no nos perdíamos ni una Feria de Abril en Cats?)- pues hablábamos hasta que acabábamos bailando, tocando palmas e invitándonos a un arroz con bacalao


Pues me suenas. Pues tu también. Pues me suenas. Pues no sé de qué. Te pareces a la hija de Felipe González. ¿Perdona? No, de eso no es. Pues me suenas. Pues no sé de qué.


Hasta que llega el verano y cambias de escenario, del blanco al moreno y de amigos. Y entras  a medianoche en el bar de siempre. Sin celebración folklórica pero con ganas de lavarnos los pies sucios de arena con CocaCola, como hacen en El Rocío. Y como el Kiowa es enano, es fácil encontrarse y decir por fin: Jooooooooder, nos sonábamos de la playaaaaa...


Si Elena no hubiera ligado con el amigo de Yago, hermano de Nacho, Kike y yo hoy por hoy no seríamos novios. ¡Así que gracias!



domingo, 8 de enero de 2012

Father in law



Parece ser que suegro y suegra en inglés se dice father y mother in law. Y yo, que soy muy garrula y con un oído muy poco británico, siempre he pensado que suegro y suegra en inglés se decía father y mother in love. Cosa que me hacía mucha gracia porque, por mucho que nos queramos los unos a los otros, digamos que in love, lo que se dice in love, nadie lo está de sus suegros. Ni de sus yernos y nueras, claro. Sería todo un poco raro.


Cuando alguien comenta algo de su suegro-suegra-yerno-nuera, parece que el ambiente se cargue eléctricamente con una coletilla popular, como de cometa, que lleva intrínseco el tópico español y la historieta. Luego en realidad todo es mucho más normal, cariñoso y agradable pero, no lo vamos a negar, hay veces que estas relaciones dan las máximas. Que se escuchan historias de todo tipo. Incluso alguna de esas de pilladas haciendo de todo menos el amor.


Con todo esto de Urdangarín, que me tiene loca, me ha entrado la vergüenza total con el qué pensarán sus suegros de todo esto. Lo que piensen sus padres me da más igual, curiosamente. Pero lo que piensen sus suegros...uuuuf, qué palazo...ya sean los Reyes de España, del Mundo o los taquilleros del Metro. What a fuck.


Hace mucho tiempo, descubrí con estupor que llevaba tooooda la comida con el botón que no se debe desabrochar pero que siempre se desabrocha de la camisa desabrochado. Dejando a la luz un nuevo sujetador, azul marino con topitos blancos, y unas tetorras que me hacía la tecnología push up en toda la sopa que se estaba tomando mi suegro. Seguido de la correspondiente maniobra de volver a abrochar como si nadie se hubiera dado cuenta. Si, claro. Dios...¿por qué me haces esto?


Así que si enseñar los pechos a tu suegro es la experiencia más cercana a la muerte, no me quiero ni imaginar si me pillara chorando en el plan que ha estado chorando Urdangarín, muy paleta y gráficamente apodado el yerno perfecto. En ese plan o mangando unos bolis de Muji, vaya, me muero. Prefiero enseñarle las tetas, incluso hasta el culo.



martes, 3 de enero de 2012

Yo te apoyo, Remedios



La Navidad es el estado perfecto para estar con los queridos y para generar polémica. Como tememos más tiempo libre, lo consumimos sin pudor y bien a gusto alrededor de la mesa y las velas hablando de cosas trascendentes y de otras que nos importan un bledo. De las segundas es de las que se generan polémicas. Y la de rato que se puede estar dándole vueltas. Me encanta.


Después de lo de Urdangarín, que es tan fuerte que no se puede considerar polémica banal, la Polémica Estrella de Navidad ha sido la generada por Remedios Cervantes en Atrapa un Millón y su arrebato de azúcar. Al menos para mi.


Para los que han oído hablar del tema pero no lo han visto con sus propios ojos, en plan lo de Concha Velasco, Riqui Martin, el perro y el bote de Nutella, ahí va el video


No tiene desperdicio. Es un poco largo pero merece verlo hasta el final para sacarle más chicha.


Qué acumulación de absurdez junta. Se entiende. Uno está nervioso y no sabe si elegir si Historia o Alimentación. Mientras se lo piensan, el concursante va de sobradito y parlotea contando anécdotas en plan guay. Se deciden por fin: Alimentación. Y como era de esperar les toca una pregunta que ni puta idea. 50%. Sal o Azúcar. El final ya lo sabemos todos...


Es muy fuerte. Realmente, si, es muy fuerte. A Remedios debieron darle un Redbull en el backstage o algo porque muy normal no es pero, joder, pobrecilla. Se le fue la olla y nos podría haber pasado a cualquiera, que la tele impone. La mujer tuvo una corazonada, quiso ayudar al chaval y quizás hacerse la listilla. Le dio el arrebato de valentía y, pues mira, si, la cagó. 


Pero, vamos a ver, que tampoco es para tanto, eh? Que tal es el bochorno que pasa la pobre que hasta ella misma reconoce que le están entrando "los calores de la muerte". Y el pedorro del niñato este del concursante, que antes se hacía el chulillo parloteando, no la vuelve a mirar a la cara. Atentos al minuto 5.55...vamos, es que hay que tener valor y ser chungo para tratar así a nadie. "Te lo dije, Remedios." Qué gilipollas!


Tío, a ver si creces un poco y empiezas a saber jugar lo primero y después a saber perder. Apostabas por 5.000€ que, para un concurso, es un poco mierdi. Posiblemente menos dinero por el que podías haber apostado pero ya lo perdiste antes. ¿Y por 5.000€ has retirado la mirada a una persona?, ¿A Remedios Cervantes, aunque siempre haya sido un poco chorra?, de qué vas!! Que, si, que ha metido la pata pero que te está pidiendo mil perdones...


Me da una cosaaaaa...pobre Remedios...


Al chico le han vuelto a invitar al programa. A Remedios ahora le hacen chistes...


"Urdangarín iba a dar el dinero a los discapacitados pero, en el último segundo, Remedios Cervantes lo puso en su palacete."