![]() |
De Manuel Méndez, que también fue irlandés. |
Hace tiempo que creo en la Reencarnación. No de siempre, vengo de un colegio que no era precisamente budista, pero el tiempo y la observación han hecho que cada día esté más convencida de que somos almas aprendiendo gracias a la oportunidad que nos da la vida de mudar de cuerpo.
Dicen que no nos acordamos de las vidas anteriores pero a mi me encanta dudarlo. Lo que no recordamos son las chorradas pero creo se puede llegar a disfrutar de la esencia de lo que fuimos y en consecuencia somos.
Yo fui irlandesa. Celta a muerte. Vivía en una aldea con mi marido barbudo, enorme, felices y queriéndonos muchísimo a pesar de lo rudimentarios espiritualmente que éramos y haciendo asados con la familia y amigos. Cuando fui mayor vestí con faldas largas y chaquetas gordas de lana de nuestras ovejas que tejía para abrigarme y para abrigar a los demás. Tuve dos hijos pelirrojos como yo. Mi marido gordote era más bien tirando a rubio.
-Vida plena. Muerte digna antes de cumplir los 40.
Luego fui esclavo en una plantación. Soltero y huérfano. Trabajaba con mi hermano para una familia que no estaba del todo mal para época. Nos poníamos finos de mazorcas y pollo empanado macerado el día anterior y naranjas. Estábamos bastante cachas mi hermano y yo. Y bailábamos. Un montón. A pesar de todo.
-Vida plena a la par que frustrada. Muerte prematura e injusta. 25 años.
Más adelante estuve metida en algún rollo de la Motown. No trabajaba allí. Estaba cerca, liada o posiblemente fuera hija de alguien metido en la música que me llevaba a cosas y grabaciones con cierta normalidad. En una de estas conocí a Los Jacksons. Y me morí de gusto al oír cantar y ver bailar al más pequeño que en esta nueva vida he sabido por fin cómo se llamaba.
-No recuerdo nada más.
Muchos de los que os conozco estáis en alguna de estas vidas o en otras o quizás en todas.
Cada cuál que piense dónde quiso estar.