domingo, 13 de febrero de 2011

Si eres Schwarzenegger, puedes


Y fuimos a la calçotada y comimos calçots. Los probé, claro, volví a darles una oportunidad. Me comí uno, soy sincera, el más finito y tierno que encontré. Lo prometido, para mi, es deuda. También es verdad que había leído que los calçots son afrodisíacos, además de flatulentos, y no estaba dispuesta a ser la única en perderme la experiencia del después. Fuera la que fuera, sin miedo.


Este año, además de disfrutar del sol, el porrón y demás, tuve la gran suerte de viajar a un submundo que desconocía. Seguí a Tomás, el hijo de unos amigos nuestros, que se iba decidido, como si fuera el conejo de Alicia, y que se les escapaba de las manos llenas de carbón a sus padres. Tiene un año y medio, lo que complica la comunicación, así que decidí andar detrás sin más, a ver a dónde quería ir con tanta prisa. Y, oye, ¡es listo es jodío! La que había allí montada detrás de una puerta que, en tres años que vamos al mismo sitio, ni me había fijado. ¡Menudo despliegue de medios! Calculé que había como unos doscientos niños y unos tres mil juguetes o al menos es lo que me pareció. Creo que Tomás calculó unos mil niños y unos dos millones de juguetes. Me lo imagino, más que nada porque casi se le salen los ojos de las órbitas de contento. Razonamos un poco, lloró un poco, y fuimos a hablar con los mayores a pedir permiso. Con permiso concedido y acompañados de su padre, obvio, allá que volvimos. Teníamos que vivirlo.


Aquello era un desmadre en plan el pantano donde vive Shrek mezclado con el bar de la Guerra de las Galaxias. ¡Diooooos mio! Ya había estado alguna vez en la guardería de mis sobrinos, pero es que aquello era como el Ikea de las guarderías. De gente y de espacio. No tengo palabras pero tengo en la memoria a una Blancanieves, de unos 5 años, que si hubiera tenido 30 estaba más que desfasada. Qué fuerte todo. Y qué majos son algunos niños, que a Tomás le quitaron un elefante de plástico que le apetecía, pero se lo cambiaron por un coche que le vino muy bien también.


Avisé a Kike, que no me pierdo yo esa cara de shock por nada del mundo, y nos echamos unas risas. El pequeño, que iba a su bola total, y los mayores. Yo diría que en el fondo lo que más les moló a los chicos es que se sintieron un poco como Arnold Schwarzenegger, aunque fuera en Poli de Guardería en vez de en Terminator. No me extraña que le dieran el papel a él, Tom Cruise ni de coña hubiera podido controlar a tanto loquito...


Así que guay. Estuvo genial. Un fin de semana que empieza con una buena lasaña, una qué caña y mucho cariño, augura felices momentos.


¡¡¡Y mañana es San Valentín!!!  ¡¡¡Qué nervios!!!

3 comentarios:

  1. Las alcachofas también son afrodisíacas!!!De esas comiste??? pillina!!!

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  2. Donde está ese sitio!!!??? toma nota y memoriza el sitio que te llevo a mis pequeñajos a deleitarse!!!!feliz dia del cariño niña!

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  3. entonces... cuál fue el efecto posterior de los calçots? opción A u opción B? Jajajaj, besos

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