martes, 20 de diciembre de 2011

La muerte dulce del Mon Cheri

No todos los días te cuentan grandes historias. Historias trágicas en si pero que al ser tan absurdas, y gracias a un final feliz, se convierten en cómicas y superbuenas. Hay historias trágicas-cómicas que uno se las guarda en la nevera, dónde los quesos, que es donde se guarda la intimidad. Pero a veces hay quesos tan buenos que tienes que ofrecerlos a tus invitados. Hay sabores que uno tiene que compartir si o si. A veces, a los quesos hay que ponerles un poco de mermelada y pan para que no sepan tanto y seguir guardando, eso, la intimidad.


Esta es una historia real mezclada con mermelada y pan.


"...y nos encontramos a mi madre en la cama, prácticamente inconsciente, no la podíamos despertar. Nos asustamos y llamamos a una ambulancia, mientras llorábamos por la angustia de tener 20 años y no saber mucho cómo reaccionar. Los camilleros intentaron despertar a mi madre, que seguía en un sueño profundo. Consciente, pero durmiendo como si no hubiera mañana y roncando, de paso, vilmente. Y como no podían levantarla, la tuvieron que atar a una silla del comedor con unas correas y bajarla en ascensor a la ambulancia. Se había puesto de Mon Cheri la tía hasta las trancas. Prácticamente una caja, que vimos en la mesilla todos los papelitos. Vale que los Mon Cheri no es que tengan muchísimo alcohol, pero si te comes prácticamente una caja, es como media botella de licor. Y mezclada con sus medicamentos, una bomba de relojería.


Luego ya mi madre se despertó super desubicada en un Box del hospital...


Lo peor de todo fue decirle al médico que no, que mi madre para nada se había intentado suicidar y contarles a mis amigos por qué esa noche no podía salir. Me acuerdo perfectamente porque era Nochebuena..."



No hay comentarios:

Publicar un comentario